En un día caluroso del año 1838, un muchacho de diez años ayudaba a su padre en la labranza del campo en una pequeña granja en la frontera del noreste de Missouri (USA). Durante varias horas, un fuerte dolor de cabeza le había estado molestando.
Al medio día, mientras alimentaban a los caballos, decidió que un poco de descanso a la sombra de un árbol le aliviaría. Cuando buscaba un sitio para ponerse cómodo, se fijó en una cuerda de labranza colgada de la rama de un árbol. Superando la ingenuidad de la época, dio forma a la cuerda para hacer un lazo suspendido entre dos árboles, ofreciéndole una almohada para mecerse.
Al tumbarse sobre su espalda con la presión de la improvisada almohada por debajo de su cuello, percibió un alivio casi instantáneo del dolor de cabeza. En breve, se quedó dormido.
Cuando se despertó después de unos minutos, se quedó sorprendido al percibir que cualquier rastro del dolor de cabeza había desaparecido.
Años más tarde A.T. Still llamaría a esto “su primer descubrimiento en la ciencia de la osteopatía”.
A.T. Still nació el 6 de agosto de 1828 en el estado de Virginia. Andrew era el típico joven que vivía en la frontera, físicamente fuerte y acostumbrado a la dureza de la vida de los pioneros.
Era el más joven de tres hermanos y su padre era conocido en el vecindario como Reverendo Abram Still, un predicador itinerante, doctor, constructor de molinos y, por supuesto granjero, lo cual no era una profesión en sí, sino una estado natural de existencia.
Junto con sus hermanos, se ocupaba de las labores de la granja. Su padre se ausentaba de forma frecuente por lo que el trabajo de desbroce y labranza de la tierra recaía sobre Andrew y sus hermanos.
Según pasaban los años, creció fuerte y robusto. Estaba especialmente interesado en el mundo de las cosas animadas. Diseccionó los cuerpos de ardillas y conejos y examinó sus estructuras. Recogió los huesos de distintos animales e intentó imaginarse el por qué de su tamaño y de su forma. Miraba las delgadas piernas de los ciervos e intentaba descubrir cómo era posible que diesen unos saltos tan largos y airosos. No se trataba de una curiosidad intrascendente, sino que había algo en su mente que demandaba respuestas a sus preguntas. Tenía tal fascinación sobre los organismos con vida que le resultaba irresistible.
No solamente observaba la naturaleza, sino que le encantaba trabajar en la mecánica. Era feliz aprendiendo, en el taller, a utilizar las herramientas de su padre. Esas horas estimularon ese genio inventivo que daría sus frutos unos años más tarde.
Su vida como pionero le convirtió en un observador integral y con una forma de pensar independiente. Estaba acostumbrado a extraer sus propias conclusiones de las circunstancias que se le presentaban.
A lo largo de los años, había acompañado a su padre en sus salidas por las cabañas de troncos donde mujeres yacían tumbadas en la mesa de parto. Había visto manar sangre de feas heridas y había ayudado a entablillar huesos rotos. Por lo tanto, parecía no haber ninguna otra elección salvo seguir la tercera de las profesiones de su padre y convertirse en doctor.
En aquella época, para aprender medicina, la norma era pasar un tiempo de aprendizaje junto con un doctor y leer tantos libros en medicina como hubiese disponibles. Y así lo hizo Andrew, como asistente en el día a día de su padre.
A la medicina de aquellos años se le describe como medicina heroica, debido a sus métodos de tratamiento agresivos; tales como: la mezcla de componentes de mercurio, arsénico y antimonio junto con alcohol produciendo una potente y adictiva composición. Incluso había cierta antipatía por este tipo de medicina.
En 1849 contrajo matrimonio con su primera esposa, Mary Margaret Vaughan, que falleció diez años después y con la que tuvo tres hijos de los cuales dos murieron a temprana edad. En 1860 se casó con su segunda esposa, Mary Elvira Turner, con la que tuvo cuatro hijos y una hija.
En este período, conoció al Comandante J.B. Abbott, que junto con su mujer, Mary Elvira, influenciaron su visión sobre la medicina de la época.
En 1860 comienza la guerra de secesión en la que A.T. Still desempeñó un papel bastante activo al trabajar como médico y cirujano. Al finalizar la guerra, un brote de meningitis acabó con la vida de tres de sus hijos. Nada pudieron hacer cuatro especialistas llamados ex profeso para curarlos.
Después de esta enorme tragedia, Still quedó desencantado con la medicina heroica y se retiró a la ciudad de Baldwin, en Missouri. Allí comenzó sus investigaciones de todos los modelos de tratamiento, animado por su amigo el Comandante Abott y por su mujer, quien estaba interesada en frenología y espiritualismo.
Después de años de estudio y trabajo como sanador magnético, escribió en su autobiografía que descubrió la osteopatía a las 10 de la mañana del 22 de Junio de 1874.
Durante aquellos años, no gozaba de gran popularidad y se le veía como un doctor excéntrico y curandero.
En 1883 añadió a su trabajo como sanador magnético, el nombre de bonesetter, anunciándose como “lightening-bonesetter”. Esta combinación de ajustador de huesos, sanador magnético y su conocimiento anatómico llevó a Still a formular la siguiente idea: los desplazamientos de las articulaciones obstruyen la libre circulación de sangre bloqueando la circulación y desencadenando la enfermedad.
Durante un paseo con un amigo en la ciudad de Macon, Still vio un niño que sufría de (flux) disentería, con fiebre y descomposición. Había visto estos síntomas muchas veces. Al examinar la espalda del niño, encontró que estaba caliente mientras que su abdomen estaba frío.
Ahora sabemos que esto es un reflejo vascular autonómico en el que existe un movimiento de la sangre debido a la contracción de los intestinos. Una manipulación suave alivió los síntomas del niño.
Una vez establecido en Kirksville, comenzó su labor como osteópata viajero. Visitaba a sus pacientes de casa en casa y de pueblo en pueblo. A lo largo de los años, eran tantos los pacientes que trataba en su pequeña enfermería que se organizó un servicio especial de trenes y un pequeño hotel para los pacientes. Finalmente, Still pensó en la idea de crear una escuela para enseñar a estudiantes.
La American School of Osteopathy abrió sus puertas el 1 de Noviembre de 1892 con diez estudiantes, de los cuales cinco eran hijos suyos y otros cinco, mujeres. En poco tiempo, surgió un gran interés por estudiar Osteopatía y se trasladaron a un edificio mayor para acoger la gran demanda de estudiantes.
En 1906, la salud de Still comenzó a decaer. En 1914 sufrió un ictus del que nunca se recuperó al cien por cien. Falleció el 12 de Diciembre de 1917.
Littlejohn fue el fundador de la primera Universidad de Osteopatía en Inglaterra (Londres, 1917). Estudió los extensos componentes del trabajo de A.T. Still y los interpretó usando sus conocimientos en fisiología y naturopatía.
Nació en Glasgow el 15 de febrero de 1865. Con una salud débil, pero de gran intelecto.,John Martin Littlejohn decidió estudiar Teología, además de cursos en arte, literatura y lenguas orientales. El 7 de septiembre de 1886 fue ordenado pastor de la Iglesia Presbiteriana. Llegó a servir como pastor en Wayside Chapel en Creevagh (Irlanda).
Finalmente, renunció a su trabajo como pastor y volvió a la Universidad de Glasgow a estudiar una licenciatura en Teología y Derecho en 1892. Se decía que trabajaba con tesón, de forma riguroso y minuciosa.
Durante este periodo de duro trabajo y estudio, comenzó a sufrir hemorragias en el cuello y los médicos le dijeron que no sobreviviría si no se trasladaba a un país con un clima más templado. Siguiendo ese consejo, se trasladó a Nueva York a la prestigiosa Universidad de Columbia. Allí escribió su tesis doctoral “The political theory of Schoolmen and Grotius”. Tras la publicación de esta, fue nombrado presidente del Amity College en Iowa, situado a250 kilómetros de Kirksville. Fue en esta época cuando A. T. Still comenzó a darle tratamiento para sanar sus constantes hemorragias en el cuello.
El éxito conseguido por los tratamientos de Still, le empujaron a Littlejohn a abandonar Iowa e inscribirse en la American School of Osteopathy en Kirksville. Junto con John Martin Littlejohn, se unieron sus hermanos James y David Littlejohn. Impartía clases de fisiología, al mismo tiempo que estudiaba Osteopatía.
El 4 de enero de 1899 fue nombrado decano dela American School of Osteopathy (ASO). Con su trayectoria académica es fácil imaginar su reacción al nivel de enseñanza en la American School of Osteopathy. Pero a los hijos de Still y Arthur Hildreth esta noticia no les sentó bien y no veían con buenos ojos que alguien con la trayectoria de Littlejohn, impusiese nuevas ideas y hablase de ciencias médicas a los estudiantes de la ASO. Después de varias desavenencias, los hermanos Littlejohn renunciaron y en junio de 1900 se instalaron en Chicago. Dos años más tarde, fundaron el American College of Osteopathic Medicine.
La nueva universidad tenía la premisa de no criticar a otros centros de enseñanza, simplemente querían permanecer independientes. El edificio contaba con seis aulas, 18 salas de tratamiento, sala de espera, oficinas y un aparato de rayos X. Recibieron numerosas críticas desde Kirksville y la American Osteopathic Association. Esto no hizo cesar en su empeño y en 1908 cambian el nombre por el de “The Littlejohn College and Hospital”. Sus fundadores no tenían ninguna duda de que la enseñanza estaría basada en la teoría de Still. El cuerpo es un mecanismo, con una estructura delicada, ajustado a la perfección, construido en los principios del orden y la continuidad, funciona bajo la leyes de la física, la química y la fisiología, tal y como lo encontramos enraizado en el organismo.
Littlejohn siempre mantuvo que el osteópata debía ser como un médico de familia y en una conferencia dijo lo siguiente:
“Quiero ver la Osteopatía totalmente independiente de otros sistemas. Otras disciplinas ven nuestro éxito, argumentando que nosotros somos simplemente médicos a medias, tenemos la mitad de los derechos de un médico y que sería mucho mejor si lo combinásemos con la formación y la práctica de un médico o un cirujano.”
En otra ocasión escribió: “La Osteopatía está construida sobre la piedra base de la biología, la química, la fisiología y la anatomía, pero esto debe de ser absorbido por el estudiante y elaborado por el terapeuta y el profesor desde el punto de vista osteopático. Si asentamos las bases de forma adecuada no será necesario para el osteópata redondear su currículum en universidades de medicina”.
Para Littlejohn, estos fueron años de duro trabajo en investigación, estudio y enseñanza. Se convirtieron en “años huracanados”. La facultad tenía algunos profesores que destacaron en la esfera osteopática como McConnell y Fryette y varios de los textos clásicos fueron publicados por distintos miembros del claustro.
La biografía sobre J.M. Littlejohn escrita por John Wernham, comienza de la siguiente forma:
“Cualquier intento de analizar el carácter de J. M. Littlejohn se antoja como algo complejo que no sigue un renglón y sin llegar a una conclusión. Él era y continúa siendo un enigma. Un padre afectivo y con una disciplina férrea, era un hombre tranquilo, de voz suave y con un talante esquivo y a veces retraído, hasta el punto de la indiferencia. Quizás, irónicamente, era conocido porque su despedida tenía siempre un tono más cordial que su saludo, por lo que no hay duda de que era un hombre que prefería que lo dejasen sólo. Sólo unas pocas personas han sido agraciadas con la grandeza intelectual que poseía Littlejohn o la intensa energía que utilizaba para cubrir tan basto campo en Medicina. Conocía la Medicina desde su sentido más estricto; pero también era conocedor de terapias adjuntas, hierbas, homeopatía y nutrición. Pero sobre todo, destacó en la Osteopatía y nunca dejaré de expresar mi gratitud por ser un privilegiado al ‘sentarme a sus pies’ durante mi juventud y tener muchos recuerdos de este hombre y de su trabajo.”
Littlejohn decía que,cualquiera que fuese el problema fisiológico del cuerpo, para que la capacidad autorreguladora y autocurativa del organismo funcionase de forma óptima, hay que asegurar que exista una circulación eficaz en los tejidos y una eliminación efectiva. Expresó que, en general, primero habría que mejorar la eliminación antes de hacer frente a la parte nutricional (por ejemplo, trabajar en el sistema nervioso autonómico, mejorar la dieta o reducir la exposición a factores medioambientales).
Gracias a su perseverancia y su capacidad para mantener, defender y difundir los principios y práctica de la Osteopatía de la misma forma que a él se lo habían transmitido, tenemos la posibilidad de saber cómo trabajaban y pensaban los pioneros de la Osteopatía a día de hoy.
Aquellos que le conocieron le describen como un tipo entusiasta y con gran sentido del humor. Verle trabajar era increíble con una gran destreza manual. Después de una larga enfermedad, T.E. Hall murió en 24 de marzo de 1979.
Fue fundada por John Martin Littlejohn en 1917 en el número 48 de Dover Street (Londres). Sin embargo, enseguida tuvieron que buscar un local con más espacio y se trasladaron a Vincent Square de donde se graduó la primera promoción en 1925.
Después de unos primeros años de formación, la British School of Osteopathy comenzó a crecer y a prosperar y, a lo largo de 1930, volvieron a trasladarse para establecerse en el número 16 de Buckingham Gate, donde permanecieron hasta 1980 cuando tuvieron que irse a Suffolk Street, en Trafalgar Square.
Actualmente, la universidad tiene su sede en Borough High Street, y disponen de la mayor clínica osteopática de Europa, así como una biblioteca abastecida con una de las mejores selecciones de libros en Osteopatía. Desde 1984, la Princesa Ana de Inglaterra ofrece su mecenazgo a la British School of Osteopathy.